Habitar, vivir, tener un lugar donde poder aislarte del mundo, un espacio acotado, privado.
Las pequeñas casas que habitamos son santuarios, donde viven nuestras emociones, nuestra historia y nuestros secretos.
Por todo esto he querido desarrollar una serie de cuadros que revisan estos espacios, los ubican en el espacio, los presentan en peligro o simplemente los contextualizan.
Reflexionar sobre la importancia del espacio habitable, de nuestro lugar en el mundo, de nuestra relación con otros, es de lo que se trata este proyecto.